En los últimos días del año se celebran en muchos pueblos de la provincia de Zamora las mascaradas de invierno, rituales donde la protagonista es una máscara con formas demoniacas que sirve para asustar a los malos espíritus.
Las máscaras que se utilizan, y en general los trajes, son de una gran belleza, medio siniestros medio folclóricos y en la mayoría de los casos llenos de colorido.
El origen de estos rituales es muy antiguo y es todo un lujo, que a pesar de la gran despoblación que sufre nuestra tierra, sus habitantes se hayan aferrado a las tradiciones y las hayan mantenido para que hoy podamos conocerlas y disfrutarlas.
El de la foto , El zangarrón de Montamarta!!!. Sus pantalones son dos tollas cosidas y su blusa una colcha matrimonial de las de antes, con un agujero para meter el aguinaldo. La máscara es de corcho de colmena con dientes de mimbre, bigotes de felino y orejas de liebre. LLeva además una piel cubriendole la espalda, cencerros atados al cinto, flores de papel y muchas cintas de colores.
Mis preferidos: el zangarrón de Montamarta y los carochos de Riofrío de Aliste.
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